Es importante resaltar que los procesos de lectura y escritura son para los niños los más importantes porque ellos ven que los usan las personas mayores para comunicarse, pero a su vez, los más difíciles porque sus métodos de enseñanza no son los más eficaces y efectivos ya que históricamente se han considerado como simples técnicas de decodificación y siempre, la comprensión de un texto o la buena producción, han pasado a un segundo plano y las escuelas en vez de aplicar métodos que realmente ayuden a facilitar el aprendizaje, como enseñar por medio de palabras y asimilarlo a un significado real y de la vida cotidiana, han decidido enseñar a leer por medio de letras separadas o sílabas, cuando estos tipos de enseñanza ya han sido criticados y reevaluados en otras partes.
Pero este tipo de enseñanza la inculca especialmente los libros de apoyo o cartillas de lectura que, a su vez, no ayudan realmente a facilitar este aprendizaje y además le están mostrando a los niños que la lectura es un acto aburrido y que utilizan palabras, frases e imágenes, que se acomodan más a la época que vivieron sus padres o abuelos, pero nada parecido a la realidad que viven y ven estos niños en el día a día. Por esto es importante que los niños lleguen a la escuela con una breve idea de lo que es la lectura, es más, que ojalá en sus hogares los hayan encaminado hacia el placer que da la lectura, porque como bien sabemos este acto es el poder entrar en un estado de reflexión e imaginación. Como dice Héctor Abad Faciolince “Su padre le mostró que la lectura era una fuente de felicidad, de serenidad y de plenitud, de este ejemplo que le daba su padre nació su gran gusto por la lectura”.
Por otra parte, el actor que puede inculcar el gusto de leer es “el maestro”, esa persona que pasa a convertirse en la primera autoridad y en la persona más inteligente que está cerca del niño, y al que él seguramente admira más. Un claro ejemplo de este tipo de influencia se ve en Don Gregorio, el maestro de Moncho, en la película La lengua de las mariposas quien no solo refleja lo que es el verdadero gusto por la enseñanza sino que refleja lo que un buen maestro puede llegar a generar en un alumno. Es esto lo que salvaría hoy en día al sistema educativo que los docentes estén bien preparados y que estén gustosos de su profesión, para que así puedan transmitir ese amor por el aprendizaje a los niños y poder hacer que ellos aprendan con mayor rapidez. Y se habla siempre del “gusto por la lectura”, ya que el enseñar solamente el simple acto de oralizar un texto está creando personas que sufren de “iletrismo”, es decir que aunque sí saben leer no el encuentran placer a la lectura.
Es importante forma personas a las que les apasione la lectura, porque como bien lo dice Emilia Ferreiro “un libro es un objeto incompleto… y no puede realizarse como objeto cultural hasta que no encuentra un lector”, pero evidentemente que el libro no se realiza con solo ser oralizado sino que se completa cuando está en contacto con un lector-interprete cuando este puede sacar aquello que hay en libro y aprehenderlo para su vida o por lo menos comprenderlo.
En conclusión, debemos resaltar que es en la educación, y sobre todo en el rol que desempeñe cada maestro, donde realmente se puede dar un cambio socio-cultural y así elevar el nivel de alfabetización de la población, e igualmente disminuir el iletrismo en la sociedad. Por esto, como maestros debemos tener siempre en cuenta la importancia e influencia que representamos en cada alumno para inculcarles el gusto por la lectura y hacerles un aprendizaje más efectivo, pero siempre teniendo en cuenta los conocimientos previos que el niño tiene, porque ellos siempre tiene buenas ideas, solo es cuestión de escucharlos más.
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